TEST MENORQUIN 68

A veces paseamos por un pantalán y vemos embarcaciones que, como hileras de árboles en un jardín, nos acompañan discretamente, pasando desapercibidos. Con el nuevo Menorquín 68 del astillero Sasga hay que dar un paso atrás y, por un rato, mantener la vista en esta impresionante eslora… la estábamos esperando. Tal y como remarcamos en el título de este reportaje, es pura elegancia clásica, inspira tardes y puestas de sol en sus exteriores con una copa de vino en la mano, una música relajante y algo imprescindible, tiempo.

Un derroche de elegancia que evoluciona en sus interiores, desde el salón a los camarotes o cocina, todo es pura armonía. Definiríamos este yate a grandes rasgos pensado para el usuario ya habitual de embarcaciones a motor, que busca un barco estable y grandes espacios para disfrutar de sus días a bordo y para aquel que, después de muchos años de navegación a vela, decide pasar a las prestaciones de una embarcación a motor. ¿Por qué?, porque sus líneas y acabados en madera evocan la tranquilidad de un velero, sus prestaciones hacen simplemente que aquel que siempre navegó a vela, encuentre un barco con el que identificarse y disfrutar a un nivel mucho más cómodo e igual de placentero. Sin duda pensada para deleitarse por el confort y habitabilidad, ya que todos los espacios interiores y exteriores son muy grandes.

A grandes rasgos, diría que su amplia bañera y flybridge permiten gobernar el barco en cualquier condición meteorológica. Sus 6 metros de manga ofrecen una gran estabilidad, al igual que su quillote de media eslora hacia la popa……..

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